LANZAMIENTO DIPLOMÁTICOS EN LA LITERATURA


Una de las preocupaciones centrales del Consejo Editorial de la Afese a principios del año 2014, fue la de confrontarnos a la desafortunada pérdida contínua de la memoria por parte de la sociedad ecuatoriana. En efecto, al decir de Calderón de la Barca, la memoria suele morir a manos del tiempo. Y, es justamente ante este hecho que surge la gran preocupación de que una sociedad sin memoria no es una sociedad, es un pueblo vacío. Esta pérdida de memoria es tan grave que puede llevar a la amnesia.

Fue precisamente por ello, que el Consejo Editorial consideró fundamental emprender en la búsqueda del pasado y la reconstrucción de la memoria del ciudadano, poniendo énfasis en la relación que ha existido siempre entre la diplomacia y la literatura ecuatoriana. Maridaje difícil, en veces contradictorio, pero que con gran éxito, se dio en la historia del Ecuador desde el inicio de la independencia.

Esta tarea consistente en, paradójicamente, recuperar los recuerdos olvidados, supuso, como fue previsible, una profunda investigación histórica, un detallado y prolijo análisis literario, un reaprendizaje de la realidad pasada, de manera de reconstruir la labor diplomática de personajes de nuestra sociedad y profundizar en el análisis y la crítica literaria.

Otro gran propósito fue el de llegar a reactivar la memoria colectiva del conglomerado ecuatoriano, desvelando figuras señeras que en muchos casos contribuyeron a la formación y desarrollo de la cultura ecuatoriana, y que también fueron actores centrales en la construcción del pensamiento internacional. Su accionar se manifestó desde su activa participación en la edificación del andamiaje universal de los derechos humanos, hasta la conformación de la Sociedad de las Naciones y de la Organización de las Naciones Unidas, donde representantes diplomáticos ecuatorianos se destacaron por su patriótica actuación, concomitante con su visión universal e influyeron de manera decisiva en la cimentación de la agenda internacional. Como literatos, estas personalidades fueron figuras imprescindibles para aportar al cambio del pensamiento de su país y hacer que el espejo en que se miraba su sociedad, pueda ser diferente. 

La AFESE, en este esfuerzo, cumple con su misión estatutaria de elevar el nivel de capacitación profesional y cultural de los miembros, con el fin de fortalecer al servicio exterior y contribuir a su prestigio. Es por ello que, en mayo del año pasado, se constituyó este “Espacio de Arte y Cultura” para involucrarnos cada vez más con todos los estamentos de la sociedad ecuatoriana, sin discriminación alguna, y de esta manera, contribuir a preservar la democracia, la libertad, la laicidad, la tolerancia, la solidaridad, que son consecuencia natural de ese gran nutriente que es la cultura. Exhibiciones de artistas prominentes; los pertinentes catálogos testimoniales; la revista de la AFESE y ahora el presente libro, son claras muestras de estos grandes propósitos y se inscriben y guardan consonancia con la tradicional e indeclinable vocación de los Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior Ecuatoriano de preservar los altos valores nacionales.

Hago votos para que esta nueva línea editorial continúe a través del tiempo y se abra la posibilidad de generar nuevos ensayos orientados a mostrar la fértil vinculación de la diplomacia con la historia, con el arte, con el ensayo sociológico, con la reflexión filosófica y otras disciplinas  del intelecto y la creatividad.

En esta oportunidad quiero agradecer de manera muy especial al equipo que me acompañó en este trabajo: Alejandra Adoum que se encargó de la investigación y edición de la parte diplomática; al Embajador Francisco Proaño Arandi que con maestría desarrolló la parte literaria; a Pablo Núñez historiador y amigo solidario quien con lucidez facilitó el encausar y direccionar este proyecto; Martha Flores que nos ayudó de manera esencial en la parte de la investigación histórica y a Rafael Gómez por sus ideas y la labor de investigación fotográfica esencial para el diseño de esta obra.

También quiero dejar sentado mi profundo agradecimiento al Embajador Galo Galarza iniciador y pionero de esta idea de la reconstrucción de la memoria, así como a Claude Lara por su permanente apoyo a ideas nuevas y de manera especial a ésta.

 

Carlos Abad Ortiz

Presidente de la AFESE

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